«Todo fluye», decía Heráclito de Éfeso. Pero nunca fluyó tan rápido. A menos de un año del nuevo ciclo presidencial en México y tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el mundo empresarial enfrenta un entorno donde la incertidumbre ya no es una anomalía, sino una regla. A esto se suman tensiones geopolíticas crecientes, una economía mundial más volátil y una disrupción tecnológica encabezada por la IA que está transformando radicalmente el trabajo, los modelos de negocio y las estructuras de poder.
Hoy, la experiencia ya no basta. Los referentes del pasado perdieron claridad, y las herramientas tradicionales de análisis son insuficientes. No se trata sólo de adaptarse al cambio, sino de entenderlo en su complejidad, anticiparlo, incluso provocarlo. Para ello, el pensamiento crítico y el aprendizaje permanente son indispensables.
La IA ha puesto en crisis formas de razonar y decidir. El juicio humano, hasta hace poco incuestionable en las decisiones de alta dirección, ahora compite con modelos capaces de simular comprensión. Ahora los algoritmos ya reemplazan muchos procesos, incluso decisiones financieras. Esto exige una comprensión distinta del liderazgo, donde la capacidad de aprender supera los conocimientos y la acumulación de experiencia.
Srikant Datar, actual Dean de Harvard Business School, advertía que el cambio es lo único constante en la trayectoria de un líder. Lo que para algunos puede sonar a amenaza, para otros es una oportunidad para cultivar y crecer.
Ahora, la ventaja no será de quien más sepa, sino de quien se mantenga vigente frente a lo nuevo. Para la filósofa Martha Nussbaum, la incertidumbre es también el espacio de lo posible. Pero aprovecharlo requiere formación tanto técnica como prudencial. Fortalecer la capacidad crítica implica discernir lo esencial entre el ruido y sostener preguntas cuando no hay respuestas claras. Y eso, en tiempos de disrupción, se vuelve urgente.
Tom Siebel, CEO de C3.ai, decía que vivimos una “extinción masiva” de modelos empresariales. Desde el 2000, más de la mitad de las empresas S&P 500 han desaparecido, no por falta de recursos, sino por falta de adaptación. Ante la velocidad del cambio la inercia es un lujo que nadie puede permitirse.
Hoy, el aprendizaje permanente no es una aspiración idealista: es una estrategia de supervivencia. Lo saben bien los empresarios que vuelven a espacios académicos. Uno de ellos me decía que lo valioso de regresar al aula es “tomar distancia del negocio, escuchar ideas nuevas y ver desde lejos lo que sí puedo hacer”. Esa pausa permite dar perspectiva a los problemas y repensar los retos.
Replantear la forma en que lideramos exige más que sumar habilidades técnicas: requiere contrastar trayectorias, ejercitar el juicio y pensar en comunidad. Implica escuchar a otros empresarios, confrontar realidades distintas, revisar creencias instaladas. Aquí la escucha activa se vuelve decisiva. Con el Método del Caso que usamos en IPADE, todos leen el mismo texto, pero cada participante aporta una visión distinta. El verdadero aprendizaje surge al articular esas perspectivas múltiples, lo que es indispensable para el liderazgo empresarial en tiempos de polarización.
En medio de la vorágine, la pausa reflexiva se convierte en un acto revolucionario. El aula no es una cápsula del pasado, sino un laboratorio para anticipar el futuro. Ahí se cruzan generaciones, sectores y visiones. Y ahí surgen las preguntas que necesitamos para no quedar atrapados en la obsolescencia. La formación ejecutiva, el aprendizaje empresarial y el liderazgo en México requieren foros de este tipo: rigurosos, estratégicos y colaborativos.
La disrupción ha llegado para quedarse. La única forma de no ser arrastrados por ella es hacernos expertos en aprender. No basta con liderar empresas: hay que liderar el pensamiento. Y para ello, el aprendizaje permanente ya no es una opción, es una obligación intelectual, ética y estratégica. Y es, también, una invitación a abrazar el aprendizaje continuo como camino para forjar un futuro compartido.
Artículo publicado previamente en: https://www.excelsior.com.mx/opinion/opinion-del-experto-nacional/aprendizaje-permanente-en-tiempos-de-disrupcion/1734893