Aunque una PyME cuente con menos recursos económicos o talento disponible, eso no debe convertirse en una barrera para transformarse y, sobre todo, adaptarse a los cambios del entorno. Todo cambio significativo empieza con un diagnóstico honesto: analizar cómo está tu mercado, cómo se encuentra tu empresa internamente, qué recursos tienes y, especialmente, tener muy clara la visión de hacia dónde la quieres llevar.
Con ese punto de partida, puedes evaluar si tu propuesta de valor sigue siendo relevante para tus clientes. El mercado cambia constantemente: la competencia, las nuevas tecnologías y los hábitos de consumo pueden estar restando valor a lo que ofreces. Por eso, muchas veces es necesario replantear no solo la propuesta de valor, sino también el modelo de negocio.
Una PyME, pese a tener menos personal, puede lograr cambios más eficaces y rápidos si cuenta con equipos multidisciplinarios empoderados y comprometidos con la transformación.