Cuando hablamos de una familia empresaria con competencia para la propiedad, nos referimos a que sus miembros poseen los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para ejercer de manera efectiva el control accionario y participar en decisiones clave del negocio. No se trata solo de heredar acciones o continuar con el patrimonio familiar, sino de tener la capacidad de decidir sobre el rumbo de la empresa y su sostenibilidad a futuro.
Competencias fundamentales
La competencia para la propiedad se sostiene en cuatro dimensiones esenciales:
- Competencia del negocio: Capacidad para tomar decisiones estratégicas, comprender la industria y sus operaciones, y evaluar con criterio el rumbo financiero de la empresa.
- Competencia familiar: Entendimiento de la dinámica familiar y habilidad para actuar en coherencia con ella, favoreciendo la unidad y el compromiso con el proyecto común.
- Competencia personal: Disposición al aprendizaje continuo, autorregulación emocional y orientación al bienestar de la familia, la empresa y el patrimonio.
- Competencia contextual: Capacidad de adaptarse al entorno externo, responder a amenazas y aprovechar oportunidades, tomando decisiones alineadas con el contexto actual.
Propiedad responsable y toma de decisiones
Estas cuatro dimensiones permiten que las familias propietarias actúen como un grupo cohesionado y estratégico. La competencia para la propiedad asegura que el control del negocio no solo se mantenga, sino que evolucione en armonía con los desafíos contemporáneos.