Decano del área de Política de Empresa
Para Carlos Llano, la empresa no era únicamente un lugar para generar dinero, sino un lugar donde las personas pueden desarrollarse, adquirir habilidades, hacer algo por ellos mismos, perfeccionarse como personas y ayudar a los demás con su trabajo.
Para él, la empresa era un lugar donde las personas van a cubrir sus necesidades, no sólo las básicas, sino las de crecimiento y desarrollo. En este sentido, se adelantó a muchas ideas modernas de la empresa como lugares de aprendizaje porque ya tenía claro que la empresa no es un lugar donde alguien va a trabajar como una máquina.
El trabajo puede mejorar a las personas y mejorar a los demás. El trabajo bien hecho santifica a las personas. Ésta es una manera de ver a la empresa que sigue siendo revolucionaria, aunque ya es cada vez más común; Carlos Llano la vio desde hace más de 50 años. Para él, el mejor líder es el que se considera un miembro del equipo. Los directores de primera tienen subalternos de primera. Los verdaderos líderes siempre buscan equipos donde las personas sean incluso mucho más capaces; la capacidad del líder es únicamente hacerlos trabajar en equipo.
Carlos Llano se adelantó a un modelo de trabajo mucho más empático y comprometido. Su formación filosófica le dio una ventaja como empresario, le hacía adelantarse a las cosas y tomar buenas decisiones, hacer diagnósticos muy buenos y ver la realidad tal cual es. Como filósofo, la empresa lo anclaba a la realidad; siempre tuvo los pies muy bien plantados en la tierra. Fue un gran empresario porque pensaba como filósofo; fue un gran filósofo porque actuaba y tenía éxito como empresario.
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