Carlos Llano propone utilizar la inteligencia práctica para dirigir las empresas. Su trabajo es fundamental porque nos hace pensar que la empresa es un ser vivo, una comunidad de personas que requiere de las personas para poder desarrollarse. La primera interrogante que se hace es: ¿cómo funciona el trabajo humano?, ¿cómo podemos influir en la decisión de otra persona?. El líder es una persona que influye en los demás para que lleven a cabo su propia tarea.
Los líderes que se concentran en la inteligencia práctica no sólo influyen sino inspiran a las personas a utilizar su propia inteligencia práctica. Ésta tiene 4 pasos muy concretos: informarse, analizar, decidir y ejecutar. Carlos Llano propone estos pasos en los líderes de las organizaciones, es decir, no divide a los que piensan de los que ejecutan. Todas las personas dentro de la organización tienen que llevar a cabo esas funciones sin importar su cargo.
El director de empresa no es un ser superior a las otras personas, realiza estas mismas 4 funciones desde un nivel de síntesis más elevado, ya que está de por medio el bien de toda la organización. Toda la empresa se ve modificada por las decisiones del director. La dirección general es una labor de mayor responsabilidad, por eso debe ser una persona con mayor capacidad directiva. Esta capacidad se puede ampliar, pero no la capacidad de la persona. Cada ser humano en la organización debe utilizar su inteligencia práctica para resolver su propio problema. Eso, en el fondo, es empoderar a las personas de la organización, darles la capacidad de tomar decisiones.
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