En las carreras de caballos, la trifecta perfecta es la apuesta ganadora. En las organizaciones también existe una: ejecutar con precisión para construir confianza.
El talento no falta; lo que escasea es la ejecución que inspira credibilidad. En una reciente conferencia con una empresa de 45 años de historia se observó algo poco común: sus equipos se daban tiempo para reflexionar, revisar su propósito y preparar su ejecución. Este enfoque permitió ver cómo una organización que convierte un tropiezo en aprendizaje se vuelve antifrágil: no solo resiste, sino que renace con más fuerza.
La trifecta perfecta se compone de tres ideas clave:
1. Comunicación a prueba de errores
- Comunicar no es hablar: es lograr que todos entiendan lo mismo.
- Pedir con precisión: el qué, el cómo, el cuándo y el porqué.
- Confirmar, no asumir.
- Ser claros y alineados con la base.
- Cuando la comunicación falla, todo se tambalea.
2. Seguimiento con urgencia
- Lo pendiente se pudre; no mejora con el tiempo.
- Las prioridades deben ser pocas, claras y manejables.
- Cumplir lo prometido, idealmente el mismo día.
- La urgencia es la diferencia entre intención y ejecución.
3. Proactividad radical
- Anticiparse es la clave.
- Prever riesgos y prepararse antes de que aparezca el problema.
- Planificar por importancia, no por comodidad.
- Convertir la actividad en impacto real.
La confianza no se decreta, se construye paso a paso: comunicando con precisión, dando seguimiento inmediato y actuando con proactividad radical. Esta es la verdadera trifecta perfecta: el sistema operativo de los equipos que ejecutan y generan confianza.