Profesor del área de Comercialización
La definición de una estrategia comercial se divide en tres fases según el esquema más tradicional: la metodología de análisis; la toma de decisiones (en donde se definen los mercados meta y el plan comercial) y los resultados, donde se mide el esfuerzo para conseguir clientes. Sin embargo, este mismo esquema se puede mejorar.
En este nuevo modelo, la fase de análisis considera ciertos elementos: el contexto y los nuevos mercados. Hay una fase que es la de habilidades competitivas donde se considera el análisis de los datos y la experiencia del cliente. La última fase es el plan de acción, en donde se consideran dos elementos: la digitalización de la comercialización y la nueva sistemática comercial.
En el contexto actual tenemos la tecnología y su acelerador fue la pandemia. En el caso de los nuevos mercados, se está elevando el valor del e-comerce; tan sólo en México, hubo un crecimiento del 81% de las ventas online hacia el 2020.
En los nuevos hábitos de consumo se puede tener mayor claridad a partir del análisis de los datos que tenemos. El Marketing Analytics es una de las principales tendencias en este sentido, aunque no siempre se sabe qué hacer con la información. La finalidad de esto es obtener el consumer insight, es decir, el conocimiento de los clientes y de los mercados.
La omnicanalidad es un elemento de sobrevivencia, ya no es una opción. Requiere gran enfoque en la creación de valor. También aquí es importante entender las prioridades del cliente. En este proceso se debe tener claridad y poner énfasis en el cliente, no en la tecnología, y ser constante en las inversiones.
Saber personalizar y mejorar la experiencia del cliente hoy en día es más importante que nunca. La pandemia y su impacto en el consumo digital aumentaron las expectativas de los consumidores digitales. El 71% de los consumidores esperan un trato personalizado.