Profesor del área de Factor Humano
La filosofía de los cuentos de hadas se divide en el elemento de la humildad y el de las convicciones. Lo que es importante en los cuentos de hadas no es si hay o no dragones, sino que existe el mal, pero éste se puede vencer. Los protagonistas suelen ser personas ordinarias que se enfrentan a situaciones extraordinarias; estos protagonistas desarrollan la narrativa. Eso también sucede en nuestras vidas.
G.K. Chesterton fue uno de los periodistas más representativos de su tiempo. Él decía que, en los cuentos de hadas, cuando vemos al protagonista de la historia enfrentándose a un dragón, no lucha en realidad contra él sino contra lo que hay detrás, es decir, aquello que ama (la princesa). En nuestra vida diaria también nos enfrentaremos con dragones o adversidades, pero la lucha no está infundada por odio hacia lo que enfrentamos, sino por el amor con el que tratamos de proteger algo, por ejemplo, la familia.
Estos cuentos infantiles suelen tener una paradoja. En cuentos como Alicia en el país de las maravillas vemos cómo Alicia se hace pequeña para entrar en el país de las maravillas. En la vida diaria, ese hacerse pequeño, o hacernos como niños, nos ayuda a desarrollar la capacidad de asombro, de agradecimiento o la sencillez.
En estos cuentos, las coordenadas éticas o morales suelen estar bien definidas. En la empresa también se deben tener presentes para crear imágenes bien delimitadas, que son fuente de innovación y de disrupción, pero también de sentido del humor. Cuando hay estándares claros o convicciones bien definidas, hay contraste, distinción entre lo bueno y lo malo, entre lo sensato y lo ridículo. Cuando hay paradoja hay sentido del humor. La disciplina y las convicciones son muros de contención ante lo incierto.
ESCUCHA NUESTRO PODCAST “ENTORNO IPADE”