Decano del área de Entorno Político y Social
En este momento destaca claramente el tema del encarecimiento de la vida. La inflación es un fenómeno mundial que afecta a todos los países. Tenemos, por otra parte, el tema de la violencia, la inseguridad, sin duda la crisis energética y alimentaria que está provocando la guerra en Ucrania, la falta de liderazgo, el sentido de dirección en nuestras sociedades, países y a veces incluso organizaciones.
Quisiera partir de algo que me llamó la atención de Jamie Dimon, presidente de JP Morgan, a quien entrevistaron en un viaje que hizo a Europa y manifestó sentir una gran responsabilidad, no solo por el puesto que ocupa, de ser el banquero más importante del mundo, sino por lo que tiene qué hacer por la sociedad en la cual trabaja. Afirmó también que su misión es: defender la libertad, defender el libre mercado y defender la democracia, tres cuestiones que están ensombrecidas en el mundo actual. Yo iría un poco más allá, los liderazgos económicos, políticos, sociales, culturales, académicos; tenemos que buscar soluciones integradoras, proyectos de país, de sociedad, de mundo, que estén en el centro de los extremos que en este momento están polarizando a la sociedad y que verdaderamente hagan posible una sociedad inclusiva en el que cuente el bienestar de todos.
Análisis europeo, Gran Bretaña:
¿Con qué problemas se enfrenta Gran Bretaña? Desde luego, todos los derivados del derecho, entre otros, como la escasez de personal, pero en este momento, en la crisis que vivimos: la energía, los alimentos, el cambio climático, las restricciones al uso del agua, la lucha por el poder y por supuesto el tema de unas políticas que no ven a largo plazo sino que está buscando el interés personal. En ese sentido, podemos decir que hay un estancamiento político en Gran Bretaña, se espera que este gobierno tenga problemas múltiples, prácticamente todos los sindicatos, los ferroviarios hasta los aeronáuticos, pasando por los trabajadores del servicio postal, de telecomunicaciones, de transporte público, han hecho reivindicaciones y amenazan con huelga, es decir, podemos ya no solamente tener un otoño caliente sino un invierno que sea realmente el invierno del descontento.
Si nos vamos al caso de España, no es menos preocupante. Después de dos años de pandemia, no solamente en España, sino casi en todos los países la gente ha salido a gastar y las ayudas que los gobiernos han dado han incrementado el consumo, pero la fiesta se acaba. Los indicadores en España empiezan a demostrar, que la economía no está generando los empleos que necesita el gobierno.
El deterioro es tan claro, que ya los partidarios del partido popular empiezan a subir en las encuestas y esto está creando desconcierto en el gobierno, lo cual trae como consecuencia de medidas populistas, un gasto público que aumenta pero que no tiene nada que ver con política de desarrollo que vea por el bienestar de los ciudadanos.
En Alemania, la economía ha sido afectada indiscutiblemente por la pandemia, también la pandemia ha impulsado la inflación pero ha hecho que todavía no se renueven o no permanezcan en forma las cadenas productivas; es decir, no se ha normalizado plenamente la producción. Tenemos una explosión de precios causados por la guerra en Ucrania y la producción agrícola se está debilitando por las sequías que hay en Europa y bajan la producción agropecuaria; el costo de la vida ha aumentado enormemente (se calcula que el 4.4%); además, el gobierno ha tenido que entrar el rescate de la principal proveedora de gas en Alemania. El paquete del rescate total a la industria energética en Alemania es de 15 mil euros.
La sostenibilidad es otra de las cosas que este verano ha puesto a la luz del día, la escasez del agua. Simplemente, por poner un detalle, la costa de Vizcaya estaba siendo abastecida por buques de agua potable para remediar la sed de las personas, en Gran Bretaña empieza a haber medidas para el racionamiento de los acuíferos, el río Loira en Francia está prácticamente seco, algo similar paso con el rin, el Danubio ha perdido gran cantidad por su cauce y los sistemas fluviales en Europa que son tan importantes están muy a la baja.
El cambio climático es algo que está afectando realmente a nuestras sociedades, pero no solamente está el problema de la sostenibilidad, sino que en estos tres países (Alemania, Gran Bretaña y España) y en todo el mundo, seguimos teniendo este resumen importante: problemas de seguridad, de sanidad, de producción alimentaria, crisis en el suministro de energéticos y los aumentos en el costo de la vida, que impactan el bienestar de la población y generan, por lo tanto, descontento y movimientos sociales. Además, en el caso de Gran Bretaña y España tenemos discursos polarizantes, propuestas electorales y populistas, visiones cortoplacistas y, por supuesto, el deseo de conquistar o preservar el poder a toda costa. Las sociedades de nuestros países, las élites económicas, sociales, políticas, culturales, académicas, junto con los partidos políticos y los organismos multilaterales, tenemos que hacer un esfuerzo para devolverle a la política su grandeza, tenemos que estar más allá de los intereses personales o de grupo.
Urge que desarrollemos proyectos de crecimiento para todos, con un tono de vida menos proliferante para los que están en el vértice de la pirámide y más justo, con más oportunidades, para los que están en la base. Porque de nada sirve, y quiero ser enfático en esto, saber lo que no queremos, de nada sirve estar oponiendo a los que no funciona, ni contradecir aquellas cosas que perjudican si no tenemos una propuesta que resuelva los problemas. Debemos ser capaces de articular un nuevo modelo de sociedad, de economía, de política, que sea inclusivo, sostenible y equitativo y que, como consecuencia de eso, tenga el respaldo popular. Sin este ingrediente no hay posibilidad de futuro para nadie, ni en el otoño caliente de 2022, ni en los meses que seguirán en 2023.
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