A raíz de la pandemia las empresas se están centrando cada vez más en la persona. Las organizaciones se están enfocando en poner más atención al talento y en llevar a cabo prácticas organizacionales que promuevan realmente el desarrollo de las personas.
Hay dos modos necesarios de dirigir en la empresa que se acompañan y se impulsan para hacer sinergia y que la empresa se impulse para obtener mejores resultados. Estos dos modelos tienen que ver con la tarea a realizar y la persona que va a realizar dicha tarea. Cada organización debe tener claro cuál es su modelo de negocio y cómo genera valor a la sociedad, ya sea a través de un producto estandarizado o un servicio, o si es un producto que depende del talento humano para llevarse a cabo.
La estandarización de las tareas es cada vez más un proceso técnico e incluso más robotizado. Cada vez se pueden llevar a cabo más tareas estandarizadas. Cuando estamos hablando del enfoque centrado en la tarea hablamos de todas aquellas tareas que son repetitivas y que tienen su valor en que lo sean. Sin embargo, aún antes de pandemia había un interés en las organizaciones por desarrollar el talento humano que no se puede estandarizar.
Donde nos damos cuenta que se necesita del talento es en la decisión humana. Las empresas se mueven gracias a las decisiones, no a las estandarizaciones. Los procedimientos estándar nos permiten tener una calidad, pero no nos permiten transformar, crear, renovar o repensar todo nuestro modelo de negocio.
Las organizaciones que ponen atención en el talento no quieren centrarse más en la persona que en el resultado; centrarse en la persona significa empoderar al talento de nuestras organizaciones para que den mejores resultados. Hay una gran diferencia entre la tarea y la persona. Controlar la tarea es una capacidad meramente humana.
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