Profesor del área de Control e Información Directiva
La inteligencia del riesgo aporta la capacidad de discernir cuándo es conveniente asumir el riesgo, ¿tienes esta habilidad? ¿Sabes cómo desarrollarla?
En su tarea directiva el empresario siempre está expuesto a diversas contingencias que lo enfrentan con el riesgo o incertidumbre para la toma de decisiones. ¿Qué compromisos asumir y cuáles no? La zozobra o el miedo propios al momento de tomar una decisión deben ser superados por el empresario.
En esto, se debe tomar en cuenta que asumir nuevas oportunidades no siempre es malo. Hay algunas que traen consigo una carga positiva. Incluso, es posible hacer de ellas una ventaja competitiva.
La diferencia entre ambos polos de la moneda radica en la inteligencia de riesgo que un director pueda desarrollar. Dicha capacidad es una habilidad que se representa cuando un director sabe discernir entre el momento conveniente para asumir el riesgo y cuándo no.
¿A qué se enfrenta el empresario?
Para poder actuar adecuadamente es necesario conocer los tipos de riesgos a los que se puede enfrentar el director de empresa.
Una de estas clasificaciones es la que ofrece el profesor Robert Kaplan, de la Harvard Business School. Él asegura que existen riesgos evitables, externos y estratégicos.
- Los riesgos evitables surgen al interior de la organización y son causados por actos ilegales, no éticos, incorrectos o inapropiados por parte de empleados o directivos, así como por fallas en los procesos operativos y de producción.
- El riesgo externo es algún acontecimiento que está más allá de nuestra influencia o control.
- Los riesgos estratégicos son aquellos que una empresa acepta voluntariamente, a fin de generar una mayor rentabilidad de su estrategia.
Otra clasificación para entender el riesgo es propuesta por la firma de consultoría Deloitte: riesgos que generan valor para la organización (rewarded risk) y aquellos que no lo hacen (unrewarded risk).
- Los primeros son riesgos que se asumen pensando en que sí podrían traer consigo potenciales beneficios. También apoyan en la generación de valor para la compañía.
- Los segundos no traen consigo potenciales ganancia. Es necesario que la empresa los mitigue para no destruir el valor de la organización.
¿Cómo manejar el riesgo?
Para que un empresario enfocar los riesgos a los que está expuesto de manera positiva, debe aprender a analizarlos al igual que lo hace un coach de futbol americano. Es decir, implementando estrategias defensivas y ofensivas que generen un equilibrio. De esta forma, logra mitigar su impacto para no destruir el valor de la compañía.
Es importante proteger a las empresas de todos los riesgos. Es igualmente trascendental asumir los retos que vayan a nuestro favor. Esto es, aquellos en los que se tiene alta probabilidad de ganar, ya sea porque agregan valor al negocio o porque aportan una ventaja competitiva.
Un director que se encuentra ante la disyuntiva de elegir entre un proyecto u otro en los que ambos implican riesgos, se debe inclinar hacia aquella opción en la que se sienta más fortalecido. Es recomendable elegir aquel sobre el que cuente con mayor información que le permita distinguir cuál de ellos le generará más valor.
De ahí que podamos afirmar que la inteligencia de riesgo sí se puede convertir en una ventaja competitiva sostenible para la empresa.
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