La crisis energética mundial está evidenciada por desafíos como: el agotamiento de los recursos no renovables, su creciente demanda en las últimas décadas ha instigado a una transición acelerada hacia fuentes de energía renovable.
La seguridad energética es uno de los principales impulsores de la energía renovable hoy en día. La transición hacia fuentes renovables responde directamente a la necesidad de garantizar un suministro energético confiable y sostenible para las futuras generaciones.
Esta trascendencia va más allá de la escasez energética, se revela como un pilar fundamental para poder resolver una serie de retos muy importantes a nivel mundial como es la climática, el crecimiento económico, el empleo y la seguridad alimentaria. La transición energética se presenta como una respuesta integral.
En la crisis climática, la opción de energía renovable: solar, eólica e hidroeléctrica desempeñan un papel crítico en la reducción de emisión de gases de efecto invernadero al poder mitigar el impacto ambiental negativo asociado con los combustibles fósiles.
La transición de todas estas energías renovables se vincula estrechamente con el crecimiento económico, impulsa la innovación en la tecnología, genera oportunidades laborales en el sectores como la fabricación, instalación y mantenimiento; esta conexión entre la sostenibilidad y crecimiento económico resalta la posibilidad de alcanzar un equilibrio donde la prosperidad económica no comprometa los recursos esenciales del planeta.
La seguridad alimentaria es un reto mundial, se ve influenciada por la transición energética. La dependencia de los combustibles fósiles para la agricultura intensiva y la cadena de suministros de alimentos, plantea riesgos importantes en términos de disponibilidad accesibilidad a alimentos y la adopción de energía renovable en la cultura junto con prácticas más sostenibles, estos puede contribuir una cadena de suministro más robusta, más resiliente, asegurando la alimentación en un mundo de constante cambio.
La transición hacia fuentes renovables es crítica y vital para hacer frente a la crisis climática, crecimiento económico, empleo y seguridad alimentaria.
La inversión en energía renovable se ha incrementado en un 40% en los últimos cinco años, la energía renovable ha traído un 15% más de capital que las basadas en combustibles fósiles, esto detona crecimiento económico, crecimiento de empleo, es desarrollo que empieza y seguirá.
Debido a las metas corporativas de las empresas a nivel global, el famoso ESG (Environmental, Social and Governance) los pilares que hay que cumplir en la parte ambiental, está acelerando la transición hacia las energías renovables, muchas veces las cadenas de suministro exigen el cumplimiento de la reducción de gases de efecto invernadero y por lo tanto, están incrementando la demanda. Lo cual significa que la oferta se está incrementando, por lo tanto, la inversión en estos proyectos.
La mayor parte de las industrias están haciendo frente desde el aspecto financiero y el consumidor final. La oportunidad de hacer negocio viene desde el aspecto de venta, de generación de comercialización, de energía a nivel mercado. La generación distribuida se ha vuelto muy popular, es una alternativa para la crisis energética mundial, es decir, generar tu propia energía.
El hidrógeno verde ha tomado un papel importante respecto a la inversión y cuál es un elemento más abundante, éste se utiliza en la refinación de combustibles fósiles en la producción de amoniaco, en la industria del acero, también en el almacenamiento y producción de energía eléctrica y térmica, actualmente se están desarrollando nuevas aplicaciones del hidrógeno y están circulando vehículos desarrollados para usar hidrógeno en sus motores. Esto va a generar un crecimiento económico o una área de negocio importante. En el 2050 la demanda del hidrógeno verde puede aumentar hasta 700 millones de toneladas, por lo tanto, la inversión en su desarrollo es un costo, pero también una enorme oportunidad financiera.
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