Profesor del área de Factor Humano
Cuando hablamos de IA no hay una inteligencia como tal o un raciocinio, sino una gran cantidad de datos e información que, a través de procesos de análisis o estadística, van generando contenido que hubiera podido también haber sido generado por seres humanos. Esta situación ha abierto la puerta a un debate.
Hoy en día hay videos o imágenes basados en personas reales, y no solo eso, también puedes clonar su voz, lo que puede representar un problema. Pero la verdadera catástrofe es probablemente qué va a ocurrir con la información, porque no sabemos a ciencia cierta que será real en las redes sociales y que no lo será. Hay otro riesgo que tiene que ver con la sustitución laboral.
Hay estudios que anticipan que 300 millones de empleos en todo el mundo están en riesgo debido a la IA, principalmente los cargos administrativos o de oficina, puesto que estas inteligencias pueden hacer trabajo de tipo lógico, lo que implicaría hasta una crisis económica. A su vez, también está el tema de la eliminación de industrias completas.
Algunas IA han logrado diagnosticar cáncer mucho antes que un médico, y algunas son capaces de programar mejor que los programadores. Pero no es la primera vez en la historia que una tecnología ha podido sustituir el trabajo humano. Algunas han sustituido, de primera mano, algunas capacidades, pero después las incrementa generando oportunidades de trabajo que antes no eran posibles.
Lo que ocurre en este momento es que las personas se adaptan a trabajar en otras cosas y de otras maneras, y eso no necesariamente tiene que ser riesgoso. No obstante, estos peligros están sobre la mesa de discusión y en algunos casos se llevan al extremo de decir que pueden llegar a consecuencias fatales como la extinción de la raza humana.
Esta postura es un tanto radical y es muy mediática. Referirse a esto implica hablar de una IA consciente y no estamos todavía en ese punto.
La IA no es capaz de ponerse un objetivo, aún las más automatizadas. Pero existe un tema al que se le denomina “optimizaciones catastróficas”, que es cuando solicitamos una acción a una IA y esta se excede, causando un caos.
Sin embargo, no es la conciencia de la máquina, sino la inconciencia humana, la que puede dar una orden sin darse cuenta de que, sin parámetros morales o prudenciales, ésta pude excederse. Un ejemplo vago podría ser que le pidamos a una IA que elimine la contaminación y como resultado nos elimine a nosotros. Es por ello que es importante poner reglas de tipo moral, ético o legal cuando hablamos de estos temas para que circunscriban la operación de estas inteligencias.
Queremos creer que las IA están vivas, que sienten o piensan como nosotros, pero todavía no llegamos a ese punto. Hoy por hoy las IA solo son un instrumento y dependiendo del uso que les demos es como seguirán avanzando a favor o en nuestra contra.