El liderazgo adaptativo es una de las más útiles perspectivas porque mira al liderazgo como la capacidad de movilizar a las personas, que afronten sus desafíos adaptativos y prosperen.
Se trata de la práctica de movilizar. El liderazgo no es un rol, son acciones, por lo que abre mucho el espacio para que cualquier persona con autoridad formal o sin ella pueda ayudar a que un determinado sistema social progrese desde los comportamientos. Otro de sus supuestos es que se puede aprender. Aprenden las personas que más consientes están de lo que cierto sistema necesita. Todo se aprende y se mejora con la práctica.
También distingue el rol de autoridad del ejercicio de liderazgo. En el rol de autoridad se recibe un poder a cambio de un servicio, en cambio, el liderazgo está más enfocado en ayudar a salir a los sistemas de un estatus quo, a que los sistemas puedan ver realidades que son difíciles de ver. A veces eso implica resignificar ciertos valores con los cuales operamos y que no son muy funcionales.
El liderazgo siempre tiene que ayudar a un sistema a progresar. La tiranía no ayuda a un sistema porque responde solo a los intereses de un grupo y no a un sistema en su conjunto. En la tiranía no hay aprendizaje sino dominio; en el liderazgo, por el contrario, hay libertad.
Muchas veces se tiene la tensión interior de buscar nuestros propios intereses o el propósito que se encuentra en el centro de un problema. Es por eso que tenemos que preguntarnos qué estamos buscando de nuestra intervención, ya sea el aprendizaje o un interés personal. El liderazgo siempre debe tener el foco en el propósito. Se ejerce cuando todos los actores de un determinado sistema aprenden; en ese aprender también hay que soltar cosas y desaprender.
El líder no debe estar tentado a dar una respuesta rápida, debe construir una. También tiene que tolerar altos niveles de tensión. El conflicto no es algo que hay que evadir, sino que comprender. Hay que mantener la calma y entender que hay un valor positivo en los cambios y en las tensiones, y ser capaz de ayudar a un sistema a que hable y ponga esos conflictos sobre la mesa.
Otra capacidad es la de construir ambientes de contención, ese espacio en donde podemos decir lo que pensamos y abordar los miedos. Si no hay ambiente contenedor la gente se cierra. Se requiere también de mucha paciencia porque se trata de procesos que requieren tiempo. El tiempo no es lineal en estos desafíos.