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La búsqueda de sentido: el después que nunca llega.

Junio 02 / 2022

Hugo Cuesta Leaño

Hugo Cuesta Leaño

Junio 02 / 2022

Las razones para no enfrentarnos a la pregunta ¿para qué estoy aquí? Son muchas y aparentemente muy válidas. Por distintas conversaciones con personas de todos tipos y filosofías de vida, me parece que existen varias razones para rehuir a esta pregunta.

La primera es, sencillamente, el miedo. No el miedo a la pregunta, sino el miedo a equivocarnos en la respuesta y errar así en la búsqueda de nuestro propósito. Intuimos que fallar en esta cuestión fundamental, podríamos estar condenados a una vida mediocre, intrascendente y llena de frustración. En ese caso, podríamos desperdiciar la única vida que tenemos al no encontrar un por qué para vivirla. El no intentar encontrarle sentido a la vida por miedo al error, es la receta perfecta para una vida mediocre.

La segunda razón para evitar esta búsqueda es el no entender la enorme importancia de tener un propósito claro para aspirar a la felicidad que todos buscamos. Estoy convencido de que la felicidad es una consecuencia de la plenitud, y ésta a su vez, de encontrar el sentido de nuestra vida y vivirlo.

La tercera, es la confusión respecto a dónde buscar el sentido de la vida. Sobre todo, en un mundo complejo que no solo nos engaña con “Fake news” sino que nos seduce con “fake promises” que nos prometen felicidad detrás de puertas como el placer, el dinero y la fama, que al cruzarlas sólo entregan un destello de satisfacción que pronto se extingue para revelar su verdadera piel; la de la decepción. En un mundo posmoderno en que los grandes grupos de interés pretenden apoderarse de la verdad y someterla a sus intereses e ideologías globalizantes.

Un mundo que somete la búsqueda genuina de la verdad, el bien y la belleza a la opinión de las mayorías y las trata como si fueran encuestas o concursos de popularidad. Y por si esto fuera poco, hay otra dificultad fundamental para encontrar la respuesta al ¿para qué estás aquí? y ésta pasa por el ritmo de vida que hemos elegido. Entregados al hiperactivismo, sin un minuto libre, siempre corriendo, creando más y más necesidades. Más trabajo, más tecnología, más redes sociales y más velocidad. Corremos sin saber a dónde, pareciera que escalamos una montaña que no tiene cima. Autómatas, workaholic, ávidos de adrenalina y endorfinas.

Aunque nos duela reconocerlo, la actividad desbordada es la vía de escape de sí mismos que han elegido muchos hombres y mujeres en el mundo.

 

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Junio 02 / 2022

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