Director del área de Factor Humano
Charles Dickens es un clásico porque tiene valor universal. Nace en 1812 en la época de la Inglaterra victoriana, en una ciudad modesta fuera de Londres y que fue sometida a muchas condiciones de pobreza. Su papá termina en la cárcel y a Dickens le toca trabajar desde los 12 o 13 años, por lo que vive condiciones difíciles.
Cuando uno de los periódicos de la época le permite hacer una serie de entregas anónimas por capítulos semanales es que se vuelve famoso, pero ¿por qué Dickens trasciende las fronteras de Inglaterra y de su época? Sus personajes son gente con la que nos podemos identificar: viejos, jóvenes, pobres, ricos; todos son un reflejo fiel de la condición humana. A Dickens lo leemos con deleite porque nos sentimos identificados con sus personajes, los cuales no son irónicos o descarnados, pero sí llenos de situaciones, sonrisas, dificultades, agonías, equivocaciones y eso los hace muy cercanos.
Dickens es un caricaturista social. Creó algunos caracteres con rasgos que nos hacen vernos reflejados. Tal vez personajes malvados y también heroicos, a los cuales, a partir de los pequeños detalles, podemos imitar. Una caricatura es algo que nos permite identificar a un personaje; puede destacar algo muy relevante. Los personajes de Dickens caracterizan ciertas virtudes, pero también defectos, con mucho realismo.
Dickens es un crítico social. Su obra despertó a toda Inglaterra. Criticó la estructura de clases, la justicia, el núcleo familiar. Es el autor inglés del siglo XIX que más ha merecido publicaciones.
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