De acuerdo con el American Chemichal Council, las inversiones de capital previstas para el sector petroquímico norteamericano que estarán migrando de Europa a E.E. U.U. en los próximos 7 años, ascienden a 71 mil millones de dólares.
Estas inversiones impulsarán las exportaciones de productos químicos en un 66%, hasta alcanzar la cifra de 134 mil millones de dólares en 2020. Esto representa una gran oportunidad para México.
La producción de shale gas pasó de ser 2% de la producción de gas seco en E.E. U.U. en el año 2000, a más de 35% en 2012, según el Annual Energy Outlook 2012, EIA.
La reforma energética debería estimular y premiar:
- La libre competencia en la extracción y producción de shale gas.
- La integración vertical de cadenas productivas capaces de generar alto valor agregado en México.
En ese sentido deberíamos explorar la posibilidad de darle el mismo trato que a las concesiones mineras, integrando la riqueza del subsuelo de México al desarrollo industrial del país.
Las ventajas y los retos de México
Una de las ventajas que tiene el uso de shale gas sobre el petróleo como combustible a nivel industrial es que existen grandes yacimientos del primero en el territorio mexicano. Estos son continuación de los que hay desde el norte de Texas hasta Oklahoma.
En los Estados Unidos se ha dado una revolución: “la revolución del gas shale”. Esta se debe a que está permitido usarlo como una fuente alterna de energía, en vez del petróleo.
Como consecuencia, se ha dejado de importar petróleo de México pues se tienen grandes reservas de este gas. Esta tendencia nos da a deducir que se importará cada vez menos petróleo.
Actualmente México exporta petróleo e importa gasolinas. En el caso del gas shale, deberíamos impulsar la extracción del gas y su transformación por empresas públicas y privadas capaces de exportar los productos refinados con mayor valor agregado.
El beneficio de la reforma energética
La reforma energética beneficiará a la economía mexicana con la apertura de mercado a los combustibles. Lo anterior, con mayores efectos si se da uso adecuado al gas shale y se impulsa la participación de empresas públicas y privadas para su transformación.
Es decir, aunque la comercialización del combustible para la exportación se quedara en manos de Pemex, deben considerarse aquellas empresas que lo pueden producir y transformar libremente.
La exportación de gas como materia prima básica debería estar limitada. De tal manera que todos los excedentes de gas, que las empresas locales (públicas y privadas) produzcan y no sean capaces de transformar. Puedan estar comercializados por una sola entidad gubernamental para la exportación.
En aquellas zonas de México como la cuenca de Burgos, donde existen grandes yacimientos de shale gas, se pueden impulsar polígonos industriales petroquímicos con tecnología de punta. Estos son capaces de extraer productos del subsuelo para aprovechar las grandes ventajas competitivas y comparativas del país.
La revolución de shale gas representa grandes oportunidades para el país a mediano y largo plazo. Asimismo, existen grandes riesgos puesto que los precios del petróleo tienden a bajar. Por lo tanto la reforma energética, tomando en cuenta las nuevas realidades, es impostergable.